El cineaste inglés Christopher Nolan poco a poco se ha ido convirtiendo en uno de los mejores cuentistas fílmicos de nuestra generación. Éxito tras éxito, Nolan ha consistentemente demostrado su talento al deleitarnos con películas que se extienden de género en género. Desde su gran debut en lo noir (Following) hasta su gran marca dentro del género de superhéroes y comics (The Dark Knight Trilogy), Nolan ha logrado lo que no muchos cineastas han podido lograr: construir una excelente filmografía de proyectos de pasión, con la bendición de los grandes estudios.
Conocido por su amor a los efectos prácticos y su obsesión con el tiempo y la memoria, Nolan regresa mañana jueves a cines locales con el décimo filme de su carrera, Dunkirk. El mismo cuenta la historia verídica de cómo 400,000 soldados aliados esperaban ser evacuados de la playa Dunkerque de Francia, mientras eran azotados por el ejército alemán nazi durante la Segunda Guerra Mundial, entre el 26 de mayo y el 4 de junio del 1940.
Lo bueno…
No cabe duda de quien se roba el show en Dunkirk es su propio director y escritor Christopher Nolan. Aquí el cineasta pone en efecto todas las mejores cualidades de su estilo y talento, para entregarnos lo que termina siendo uno de los largometrajes más inmersivos que jamás haya visto. Ya sea sacándole el jugo a tremendos actores con tan poco diálogo o dejando algunos tiros durar más de lo debido para enfatizar lo horrendo de la acción, Nolan se siente al tope de todas las áreas de la producción en todo momento. Dunkirk se siente como la culminación de todo el trabajo que Nolan ha logrado hasta el momento. Con esta cinta, creo que el cineasta tiene muy buenas probabilidades de ser nominado para el Oscar de mejor director.
Algo que me encantó del filme es su narrativa simple, pero al mismo tiempo compleja. Ósea, la trama del evento histórico es muy simple: la Operación Dinamo. Pero al mismo tiempo Nolan presenta los hechos en tres diferentes perspectivas (aire, mar y tierra) y a tres tiempos diferentes. Esto causa que la historia se convierta en un rompecabezas de tensión e incertidumbre, de cómo todo va a resultar. Gracias a que Nolan anteriormente ya nos ha presentado similar juego de estructura en filmes como Memento e Inception, pues aquí rápidamente caemos en sincronía de lo que está sucediendo.
Por la mayor parte de su duración (106 minutos), Dunkirk constantemente corta de secuencia de acción a secuencia de acción. Nolan se luce en estos momentos, situándonos en el mismo medio del revolú. Desde estar dentro de la cabina de un avión en medio de combate aéreo o dentro de un barco hundiéndose, Nolan sitúa la cámara para mostrarnos el punto de vista de la persona viviendo ese momento.
Y esto me lleva a la hermosa fotografía del holandés-sueco Hoyte van Hoytema. Las tomas a distancia de la playa, el mar y el cielo son preciosas – en momentos pareciendo de otro mundo. Dunkirk fue filmada 75% con cámaras de formato IMAX y el resto en 65mm. El resultado es excepcional. Y el responsable de rodar con dicho equipaje fue su cinematógrafo. A quien desde ahora nomino al Oscar de mejor cinematografía. Muy merecido.
Otro gran acierto es la banda sonora por el músico alemán y frecuente colaborador de Nolan, Hans Zimmer. La música es parte esencial del filme, básicamente convirtiéndose en el protagonista del mismo. Apoyándose del sonido tictac de un reloj de mano, Zimmer crea una atmosfera llena de suspenso y pánico, perfectamente apropiado para todo el caos sucediendo en pantalla. Incluso, Zimmer utiliza efectivamente los chillidos de las avionetas alemanas cada vez que se acercan a la playa, para elevar el miedo sentido por los soldados varados. Este sonido tiene similar efecto de aquellas famosas notas anunciando la llegada del famoso tiburón, Jaws.
En cuestión de las actuaciones, el elenco entero hace muy buen trabajo. La mezcla de actores veteranos junto a actores jovencitos desconocidos funciona perfectamente para la puesta en escena. Entre los que sobresalen se encuentran Mark Rylance como el Sr. Dawson, un marinero que contesta la llamada al deber y Harry Styles como un privado del ejército británico llamado Alex. Pero quien realmente es el MVP del filme es el actor inglés Tom Hardy. El mismo interpreta a Farrier, un piloto de la fuerza Aérea Royal. Escondido debajo de una máscara por la mayoría del tiempo, Hardy hace trabajo excepcional con tan solo sus gestos y su mirada. Su actuación me trajo recuerdos de otro filme suyo, Locke.
PS – Si escuchan bien, pueden reconocer la voz del actor inglés Michael Caine en la cinta. El veterano y frecuente colaborador de Nolan, es quien se comunica por radio con el piloto Farrier.
Lo malo…
Absolutamente nada.
En fin…
Dunkirk es una clase magistral por Nolan en todos los ámbitos del cine. Una implacable y cautivante experiencia cinemática. Nolan nuevamente hace de las suyas, al tirar a la audiencia en medio del evento, para así poder vivir de primera mano los sucesos. Contada por aire, mar y tierra, el filme es una maravilla técnica y su narrativa es genial. Dunkirk es una película sobre supervivencia y esperanza, bajo la constante amenaza del reloj y un enemigo sin rostro. No cabe duda de que es uno de los mejores filmes del año, y el primer líder contendiente oficial de los próximos premios Óscar.